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Nuestra experiencia en el Dancer




¡Hola nómadas! Pongo pausa a las publicaciones de “Viajando a Cancún” porque la semana pasada fuimos al Dancer Cruise, y quiero contarles la experiencia, ya que este es, personalmente, mi tour favorito en Cancún.


El Dancer es un catamarán de tres niveles que sale desde el embarcadero Isla Mujeres, en el km 4.5 de la zona hotelera de Cancún.


Llegamos a las 8:50 am al check in, en donde nos recibió (a Sergio y a mí) el staff de Dancer. Libi y Yahaira súper simpáticas y eficientes. Ya tenían los datos de nuestra reserva así que nos dieron nuestro brazalete y ya estábamos listos para abordar.


El staff en el barco, Marbella, Elena y Liliana nos recibieron con cafecito y pan dulce (¡delicioso!), además, Manuel ya estaba en la cabina poniendo música para que entráramos en ambiente.


Habíamos como 10 personas en el barco, y faltaba poco para salir (el barco sale a las 9:20), y dice Sergio: pensé que llegaría más gente. En eso llega un grupo como de 70 personas, todos vestidos de blanco, que estaban festejando dos cumpleaños. ¡Manifestación instantánea! Jajaja.




Cuando el barco salió, Manuel nos dio las instrucciones de seguridad. Ya estábamos en el segundo nivel viendo el mar, con fruta, pan y más café; y en cuanto terminaron las instrucciones regresaron la música.



Navegamos hasta el punto en donde bajan a hacer snorkel, habían otras lanchas, porque es el arrecife más hermoso de la zona (el Meco). Esta actividad es solo para los que tienen condición física y saben nadar, aunque es súper seguro y si alguien se cansa, hay una lanchita que lo lleva de regreso al barco.




Sergio fue por su chaleco y el equipo, y se fue a hacer snorkel, y yo me quedé al concurso de baile. ¡Qué risa con Manuel! Vaya que sabe poner ambiente. Eran cuatro personas compitiendo, y la regla era que nunca dejaran de bailar y tuvieran actitud. Podrán imaginar que aunque uno no tuviera ritmo, vaya que le echaba ganas. Manuel les dio a elegir el tipo de música, y quedó Danza Kuduro, les enseñó unos pasos, y después los hicieron ellos solos. Morí de risa durante toda la competencia, y al final ¡hubieron dos ganadores! Se llevaron su botella de tequila muy orgullosos.




Para cuando terminó la competencia ya estaban regresando los del snorkel. A Sergio le gustó la actividad y ni siquiera se veía cansado. (Creo que yo habría regresado en la lanchita a los 3 minutos de nadar en la corriente).


Abrieron las actividades acuáticas (Silvano y los marineros, mis respetos cuidando la seguridad de todos), y la gente empezó a brincar del trampolín y del tobogán. Había mucho ruido y gritos (de emoción), y parecía que eran los del grupo grande, pero no, ya todos estaban echándole porras a todos, fueran de los que festejaban el cumpleaños o no.




Después llegó la comida, DE LI CIO SA. Había ceviche de pescado, fajitas, arroz, puré de papa, quesadillas y ensalada (en lo personal amé el arroz y el puré). Yo no como carne pero el staff se ofreció a prepararme algo vegetariano, aunque la verdad, ¡ya estaba llena! A Sergio, que sí come de todo, le gustó la comida también.


Después llegamos a Isla Mujeres. Algunos rentaron carritos de golf, pero nosotros nos fuimos a caminar a la playa. Hay muchos puestitos en el camino, y había bastante gente en el muelle de API.





Caminamos como 15 minutos a playa Norte. Hay un beach club ahí mismo, así que puedes pagar por estar en el beach club y te dan un camastro y acceso a los baños. Como solo íbamos a estar una hora, dejamos nuestras cosas en la playa y nos metimos al mar (de todas formas puedes pagar $20 pesos para entrar al baño).


El mar estaba hermoso y el agua deliciosa, solo nos faltó una “hamaca flotante.” En el mar, estábamos junto a una familia de americanos que estaban todos en sus sillas (inflables para alberca), y se veían tan tranquilos, relajados y cómodos… La verdad sí les preguntamos en dónde los habían comprado porque se veían prácticas y necesarias para todavía disfrutar más. (Tomando en cuenta que el mar en esa parte de la isla es súper tranquilo y transparente, parece una alberca con pececitos).




Estuvimos más o menos una hora y después nos regresamos caminando tranquilos al muelle, y muy puntuales acercaron el barco para continuar con el tour.


De regreso, armaron la fiesta con música para todos. De hecho, en el grupo grande tenían un DJ y le dieron chance de que tocara un rato, ¡y sí! Toda la gente estaba bailando. Después, Manuel siguió la fiesta, y Ángel sacó a bailar a todo el mundo.


Todo el día hubo barra libre, y había gente de todas las edades. Desde los chiquitos hasta los más grandes practicaron sus pasos de baile, y toda la experiencia estuvo GENIAL.




Regresamos a las 4:20 pm al embarcadero, y después de despedirnos y agradecerle al staff con una propina, nos bajamos del barco. ¡Experiencia 10 de 10! ¡¡El capitán, Silvano, Manuel y todo el staff, verdaderamente hacen un gran trabajo!!


Pd. 3 días después Sergio llegó con las “hamacas flotantes” que compró en internet, y ahora podemos tirarnos en el agua tan tranquilos, relajados y cómodos como esa familia de americanos.



¡Algo de información para los nómadas!

- Normalmente salen de lunes a jueves y se recomienda reservar con anticipación porque manejan muchos grupos privados.

- Si te hospedas en la zona hotelera cualquier autobús te puede llevar al muelle.

- El Dancer cuesta $77 dólares más muelle ($15 usd), y tienen descuentos para quintarroense (presentando identificación oficial, cuesta $650 pesos ya con muelle incluido)

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