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Viajes con causa


Todos necesitamos unas vacaciones de vez en cuando. No importa si nuestro motivo es descansar, conocer, divertirnos, explorar, o pasar un tiempo especial, ya sea solos o acompañados.


No importa la forma en la que viajes, o a dónde lo hagas, viajar es una forma de abrirnos a cosas nuevas y aprender del mundo y de los demás.


Al viajar, pensamos en un lindo hotel, en las atracciones que queremos visitar, lugares que queremos conocer, y ¿por qué no? Alguna causa en la que queramos participar.


Hace muchos años en Selvática, el director creó un proyecto de reforestación. Todos los clientes que acudían al parque sembraban una semilla de un árbol de la región en un casco (los tours en Selvática son de tirolesas por lo que el casco venía completamente al caso), y ponían un palito con su nombre. Me tocó ver a miles de clientes que se alegraban al recibir la noticia de que iban a sembrar su semilla y nombrar al árbol, y estamos hablando de todas las edades, desde los más chiquitos hasta los más grandes. Todos disfrutaban el proyecto.


Este blog no es solo para los viajeros-voluntarios, porque aunque sí hay viajes planeados específicamente para ayudar, (como irte un mes a Nepal a dar clases a pequeños en situación de pobreza), hay actividades a las que se les puede dedicar hasta unas horas, y si eliges la causa correcta, será de los mejores días de tus vacaciones.





Tuve la fortuna de trabajar directo en una fundación y teníamos vínculos con múltiples proyectos y causas, y siempre había una forma de acomodar a alguno que otro voluntario que quería participar de forma esporádica. Desde el que quería hacer labor manual (pintar, o ayudar en construcción), al que quería convivir con niños de escasos recursos, el que quería dedicar unas horas a los ancianos de algún asilo, o proyectos de reforestación y refugios de animales. ¡Siempre hay algo que hacer!


Lo primero a tomar en cuenta, es conocer el tipo de causa que te mueve. ¿Animales? ¿Naturaleza? ¿Niños? ¿Adultos mayores? ¿Otro? ¿Qué causa te mueve?


En segundo lugar, necesitas definir la forma en la que quieres contribuir. ¿Quieres dedicar unas horas de tu tiempo? ¿Quieres ofrecer alguna de tus habilidades? ¿Te gusta ensuciarte las manos, o prefieres apoyar con recursos? ¿Cómo quieres ayudar?


En todo el mundo hay programas de ayuda, estoy segura de que en tu mismo entorno existen esas necesidades, pero aquí no estamos hablando de un compromiso permanente con una causa, aquí hablamos específicamente de la mezcla entre el máximo disfrute (que ya viene con las vacaciones) y la mayor satisfacción del ser humano, el aportar.


Quizá eres un aventurero que planea un viaje a Costa Rica y después de hacer algunas actividades extremas como escalar, o tirolesas, te vas a liberar tortugas como voluntario en un programa. ¡Puede ser así de simple!




En tercer lugar, puedes buscar organizaciones en el destino que apoyen a la causa que elegiste, contactarlos para ver de qué forma puedes participar, ¡y programar un día para hacerlo! Ahora, si te estás apoyando en una agencia de viajes, tu asesor también podrá darte recomendaciones o ayudarte a buscar alguna asociación con la que puedas participar.


Si estás más enfocado en el trabajo de voluntario que en las vacaciones, puedes buscar páginas como esta, de “Pasaporte Solidario,” en donde podrás encontrar más información.


Y si te interesa la experiencia completa de viajar como voluntario, te recomiendo que busques en internet: “voluntariado internacional” y conozcas los programas para el año que quieres hacer esta experiencia. Estas organizaciones se encargan de todo, (hospedaje, programa de voluntariado, etcétera) y normalmente te capacitan para ser parte del programa, y no vas tan a ciegas como si lo hicieras todo por tu cuenta.




“Puedes ver y escuchar sobre un lugar, pero solo viajando a él, descubrirás su alma.”

F. Carod

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